Rubescens rumbo a Bens Por C.Damián Romai Cousido
Bisbita norteamericano Anthus rubescens 1ª cita para España
"Aquel 27 de septiembre de 2011 amaneció cubierto, aunque en calma. Había pasado los días anteriores en Malta con Atocha Ramos y al regresar a Galicia tenía “mono” de pajareo local. Hacia las 9:30 h salí en el coche hacia la zona de Adormideras, al pie de la cala de O Grelle, donde comenzaría a realizar transectos para la estimación de densidades de aves. Semanas atrás había leído un artículo publicado en Dutch Birding sobre diferencias entre albinismo, leucismo y otras aberraciones (1) y, aparte de anotar aves dentro y fuera de la banda de 25 m, presté atención, por curiosidad, a gorriones, mirlos y fringílidos a ver si localizaba algún individuo con plumas blancas. Y encontré un macho de gorrión común con esta particularidad que, por desgracia, no pude fotografiar. A las 11:40 h terminé los transectos a pie tras dibujar una gran vuelta junto a la Torre de Hércules, siendo lo más destacado dos estrildas comunes –primera cita personal para la muncipio-, un bisbita arbóreo, dos collalbas grises y un mosquitero musical. Me extrañó no ver ni oir aún bisbita pratense.
Me dirigí seguidamente al parque de Bens, yendo por la costa de O Portiño, divisando en Visma un azor común, poco frecuente en la zona.
Ya en el parque, con el cielo amenazando lluvia, vi 15 vencejos, con al menos 3 vencejos pálidos y un total de 8 chovas piquirrojas. Un paseo relajado deparó pocos migrantes más en esta zona abierta, sinuosa y de hierba corta, destacando dos lavanderas boyeras y un buen número de lavanderas blancas. Eran ya las 13:05 h y me dirigía hacia el coche para regresar a casa cuando en la entrada se levantó un pequeño grupo de gorriones comunes, y entre ellos una hembra o juvenil con plumas blancas en las alas. Tras fallar aquel de Adormideras, hice lo posible por fotografiar este individuo, y lo seguí unos 40 m hacia el sur del parque, junto a la valla. Para mi deseperación, se me escapó también. Al girarme me di cuenta que cerca de mi posición, en un sector de prado de la entrada, había un bisbita comiendo con varias lavanderas blancas. “Anda, el primer pratensis del otoño”, pensé a la vez que tomaba los prismáticos. Lo que vi me dejó descolocado al principio: no era un pratense, tampoco un arbóreo, y semejaba a bote pronto más un alpino o un costero, ambos raros en la zona. Cuerpo a tierra y, como pude, me arrastré para ver esta ave desde el suelo. Comecé a observar detalles que hicieron que mi corazón se acelerase: las patas eran oscuras, la cola larga, que balanceaba a veces como una lavandera cascadeña. El pecho y el vientre tenían un matiz beige-canela, la garganta era blanquecina y tenía una anillo periocular pálido. Tomé mi cuaderno y la cámara, y comencé a tomar esbozos de campo y algunas fotos. En ese momento tenía ya en mente la posibilidad de un bisbita norteamericano, especie que me había estudiado previamente a partir de fotos de varias páginas de internet, pero quería descartar 100% otras opciones, como un alpino ou un costero anómalo. Recordaba que el reclamo de rubescens era diagnóstico, así que esperé a que reclamase. Por fortuna (o desgracia) unos paseantes se dirigían hacia donde estaba. Podían ahuyentar al ave y hacer que esta escapase del parque, o bien provocar un corto vuelo que conllevase un reclamo. Hice una señal a los paseantes para que pasaran detrás de mí y tras pasar, el bisbita norteamericano hizo un corto vuelo con un reclamo claramente disilábico (“psip-psip”) no muy distinto al de una bisbita pratense, y al posarse realizó unos movimientos espasmódicos como una collalba gris. Pocos minutos después vi al ave con otro ángulo de luz, también de espaldas, y más cerca. En ese momento sabía que tenía que ser un bisbita norteamericano. Tenía mi teléfono móvil sin batería así que, sigilosamente, me levanté y fui a cargalo al coche. Las primeras llamadas fueron para Dani López Velasco, que me felicitó y exclamó “¡acabas de rebentar Spain!”, para Antonio Sandoval, al cual iría a buscar a la oficina para que pudiese ver al bisbita, y para Atocha. Un breve vistazo para ver donde estaba el rubescens (que seguía en “su” prado) y a las 13:50 h salí para recoger a Antonio y para difundir la noticia y las fotos a través de la lista de correo de Rarebirdsinspain. En las horas posteriores, hasta las 16:50 h, habían pasado ya por el parque Antonio Sandoval, Gonzalo Lage, Fernando Pereiras, Pablo Gutiérrez, Graciela Fernández Arrojo, Alberto Monteagudo y Pablo Pita Criado. Por la tarde el ave se dejó ver y fotografiar a placer y reclamó más veces, sumando otros dos tipos de reclamo: uno como la lavandera boyera, aunque “ceceante” (“pzíu!”) y otro como el “píu” de un chorlitejo chico. Balanceaba constantamente la cola y comía animosamente sobre todo larvas de típula (aunque también anélidos, típulas adultas y en una ocasión un miriápodo), siempre cerca de lavanderas blancas y en el mismo sector del parque, junto a la entrada.
Al día siguiente, y hasta el día 30, muchos observadores pudieron disfrutar de este “first for Spain”, que hizo de Bens su hogar por unos días.
Como curiosidad, el día 5 de octubre, descubrí una collalba isabel a apenas 200 m del lugar del bisbita norteamericano, que también atrajo a muchos observadores. ¡Una gozada! "
C.Damián Romai Cousido
Bisbita norteamericano Anthus rubescens 1ª cita para España
"Aquel 27 de septiembre de 2011 amaneció cubierto, aunque en calma. Había pasado los días anteriores en Malta con Atocha Ramos y al regresar a Galicia tenía “mono” de pajareo local. Hacia las 9:30 h salí en el coche hacia la zona de Adormideras, al pie de la cala de O Grelle, donde comenzaría a realizar transectos para la estimación de densidades de aves. Semanas atrás había leído un artículo publicado en Dutch Birding sobre diferencias entre albinismo, leucismo y otras aberraciones (1) y, aparte de anotar aves dentro y fuera de la banda de 25 m, presté atención, por curiosidad, a gorriones, mirlos y fringílidos a ver si localizaba algún individuo con plumas blancas. Y encontré un macho de gorrión común con esta particularidad que, por desgracia, no pude fotografiar. A las 11:40 h terminé los transectos a pie tras dibujar una gran vuelta junto a la Torre de Hércules, siendo lo más destacado dos estrildas comunes –primera cita personal para la muncipio-, un bisbita arbóreo, dos collalbas grises y un mosquitero musical. Me extrañó no ver ni oir aún bisbita pratense.
Me dirigí seguidamente al parque de Bens, yendo por la costa de O Portiño, divisando en Visma un azor común, poco frecuente en la zona.
Ya en el parque, con el cielo amenazando lluvia, vi 15 vencejos, con al menos 3 vencejos pálidos y un total de 8 chovas piquirrojas. Un paseo relajado deparó pocos migrantes más en esta zona abierta, sinuosa y de hierba corta, destacando dos lavanderas boyeras y un buen número de lavanderas blancas. Eran ya las 13:05 h y me dirigía hacia el coche para regresar a casa cuando en la entrada se levantó un pequeño grupo de gorriones comunes, y entre ellos una hembra o juvenil con plumas blancas en las alas. Tras fallar aquel de Adormideras, hice lo posible por fotografiar este individuo, y lo seguí unos 40 m hacia el sur del parque, junto a la valla. Para mi deseperación, se me escapó también. Al girarme me di cuenta que cerca de mi posición, en un sector de prado de la entrada, había un bisbita comiendo con varias lavanderas blancas. “Anda, el primer pratensis del otoño”, pensé a la vez que tomaba los prismáticos. Lo que vi me dejó descolocado al principio: no era un pratense, tampoco un arbóreo, y semejaba a bote pronto más un alpino o un costero, ambos raros en la zona. Cuerpo a tierra y, como pude, me arrastré para ver esta ave desde el suelo. Comecé a observar detalles que hicieron que mi corazón se acelerase: las patas eran oscuras, la cola larga, que balanceaba a veces como una lavandera cascadeña. El pecho y el vientre tenían un matiz beige-canela, la garganta era blanquecina y tenía una anillo periocular pálido. Tomé mi cuaderno y la cámara, y comencé a tomar esbozos de campo y algunas fotos. En ese momento tenía ya en mente la posibilidad de un bisbita norteamericano, especie que me había estudiado previamente a partir de fotos de varias páginas de internet, pero quería descartar 100% otras opciones, como un alpino ou un costero anómalo. Recordaba que el reclamo de rubescens era diagnóstico, así que esperé a que reclamase. Por fortuna (o desgracia) unos paseantes se dirigían hacia donde estaba. Podían ahuyentar al ave y hacer que esta escapase del parque, o bien provocar un corto vuelo que conllevase un reclamo. Hice una señal a los paseantes para que pasaran detrás de mí y tras pasar, el bisbita norteamericano hizo un corto vuelo con un reclamo claramente disilábico (“psip-psip”) no muy distinto al de una bisbita pratense, y al posarse realizó unos movimientos espasmódicos como una collalba gris. Pocos minutos después vi al ave con otro ángulo de luz, también de espaldas, y más cerca. En ese momento sabía que tenía que ser un bisbita norteamericano. Tenía mi teléfono móvil sin batería así que, sigilosamente, me levanté y fui a cargalo al coche. Las primeras llamadas fueron para Dani López Velasco, que me felicitó y exclamó “¡acabas de rebentar Spain!”, para Antonio Sandoval, al cual iría a buscar a la oficina para que pudiese ver al bisbita, y para Atocha. Un breve vistazo para ver donde estaba el rubescens (que seguía en “su” prado) y a las 13:50 h salí para recoger a Antonio y para difundir la noticia y las fotos a través de la lista de correo de Rarebirdsinspain. En las horas posteriores, hasta las 16:50 h, habían pasado ya por el parque Antonio Sandoval, Gonzalo Lage, Fernando Pereiras, Pablo Gutiérrez, Graciela Fernández Arrojo, Alberto Monteagudo y Pablo Pita Criado. Por la tarde el ave se dejó ver y fotografiar a placer y reclamó más veces, sumando otros dos tipos de reclamo: uno como la lavandera boyera, aunque “ceceante” (“pzíu!”) y otro como el “píu” de un chorlitejo chico. Balanceaba constantamente la cola y comía animosamente sobre todo larvas de típula (aunque también anélidos, típulas adultas y en una ocasión un miriápodo), siempre cerca de lavanderas blancas y en el mismo sector del parque, junto a la entrada.
Al día siguiente, y hasta el día 30, muchos observadores pudieron disfrutar de este “first for Spain”, que hizo de Bens su hogar por unos días.
Como curiosidad, el día 5 de octubre, descubrí una collalba isabel a apenas 200 m del lugar del bisbita norteamericano, que también atrajo a muchos observadores. ¡Una gozada! "
C.Damián Romai Cousido