Pura casualidad Por David Martínez Lago
Collalba desértica Oenanthe deserti, 3ªcita para Galicia
"Tras apurar el bocata de soltero para aprovechar la tarde y acompañado por Crecha, nos dirigimos al pinar de Morouzos como cada día. Prismáticos al cuello caminamos hasta el cordón dunar. Bisbitas y alondras comunes ponían las mejores plumas, movidas por un viento cálido del sur aquel segundo lunes de noviembre de 2008. Hasta que saltó la sorpresa en la playa.
“¡Junto!” grité a la perra que hacía mis horas más cortas estando la mujer a 3000 km. Enfocada la futura Oenanthe deserti la sorpresa era mayúscula, la concentración de adrenalina máxima, pues nunca había visto un ave igual. Sí, una collalba. Y con la cara negra… ¡Qué suerte tengo!, me repetía a mi mismo sabiendo que era un pepino. No sé cuál, pero esto lo arreglo con Cariñés, quien me había apadrinado al llegar al Ortegal. No podía esperar a llegar al coche y consultar la guía.
“Ricardo, tengo una collalba con la cara negra ahora mismo en Morouzos. ¡Y no es una gris, eh!” Me indica que le mire la cola, mientras describe las rectrices que estoy viendo y escucho por primera vez aquello de: “Es una collalba desértica, tío”. Ahora conocía su nombre y la alegría era la misma: Extraordinaria.
Cumpliendo órdenes, me acerco apuradamente hasta casa para buscar la cámara fotográfica. No sin antes informar al otro ilustre ornitólogo cariñés, José Miguel, quien pensaba que le estaba gastando una broma, pues dos citas de O. deserti en Galicia en 48 horas contándose con los dedos de una mano las peninsulares, con razón, le parecían demasiadas.
Y allí, en el oeste de la playa gallega de arena más negra, permaneció unos días la collalba de la cara negra."
David M.Lago
Collalba desértica Oenanthe deserti, 3ªcita para Galicia
"Tras apurar el bocata de soltero para aprovechar la tarde y acompañado por Crecha, nos dirigimos al pinar de Morouzos como cada día. Prismáticos al cuello caminamos hasta el cordón dunar. Bisbitas y alondras comunes ponían las mejores plumas, movidas por un viento cálido del sur aquel segundo lunes de noviembre de 2008. Hasta que saltó la sorpresa en la playa.
“¡Junto!” grité a la perra que hacía mis horas más cortas estando la mujer a 3000 km. Enfocada la futura Oenanthe deserti la sorpresa era mayúscula, la concentración de adrenalina máxima, pues nunca había visto un ave igual. Sí, una collalba. Y con la cara negra… ¡Qué suerte tengo!, me repetía a mi mismo sabiendo que era un pepino. No sé cuál, pero esto lo arreglo con Cariñés, quien me había apadrinado al llegar al Ortegal. No podía esperar a llegar al coche y consultar la guía.
“Ricardo, tengo una collalba con la cara negra ahora mismo en Morouzos. ¡Y no es una gris, eh!” Me indica que le mire la cola, mientras describe las rectrices que estoy viendo y escucho por primera vez aquello de: “Es una collalba desértica, tío”. Ahora conocía su nombre y la alegría era la misma: Extraordinaria.
Cumpliendo órdenes, me acerco apuradamente hasta casa para buscar la cámara fotográfica. No sin antes informar al otro ilustre ornitólogo cariñés, José Miguel, quien pensaba que le estaba gastando una broma, pues dos citas de O. deserti en Galicia en 48 horas contándose con los dedos de una mano las peninsulares, con razón, le parecían demasiadas.
Y allí, en el oeste de la playa gallega de arena más negra, permaneció unos días la collalba de la cara negra."
David M.Lago